domingo, 6 de marzo de 2011

Con el cerebro en mente (I)

Es indudable que, además de los sentidos, el cerebro está íntimamente relacionado con el proceso de enseñanza-aprendizaje pero… ¿te has preguntado alguna vez cómo puede este órgano condicionar nuestra práctica como docentes? ¿es cierto que tiene capacidad limitada o que su estructura es invariable tras los primeros años de vida?

Eric Jensen, un antiguo profesor especializado hoy en la relación entre neurología y didáctica, ha desarrollado una corriente pedagógica llamada “con el cerebro en mente” (“Teaching with the brain in mind”). En ella se resalta cómo este órgano fundamental de nuestro cuerpo influye y condiciona el aprendizaje de las personas y, por tanto, debe ser tenido en cuenta por los profesores.

Por ejemplo, seguro que has escuchado que hay un momento de la vida a partir del cual no pueden nacer más neuronas y, por tanto, su número empieza a disminuir. En realidad, no se trata de un hecho totalmente cierto puesto que podemos generar nuevas neuronas a través de los comportamientos diarios, especialmente del ejercicio físico: andar, correr, bailar… Por eso es tan importante apoyar no sólo la educación física sino también los descansos y el movimiento en el aula, que contribuirán además a elevar los niveles químicos necesarios para los procesos de aprendizaje, concentración y memoria.

Sin embargo, sí es cierto que nuestro cerebro puede tener menor número de células, por ejemplo, en unas condiciones sociales pobres o de aislamiento. Por eso Jensen insiste mucho en que los profesores no debemos permitir la formación de grupos sociales al azar sino que debemos planificar los escenarios de trabajo para lograr la mayor diversidad social, dando el seguimiento necesario con el fin de favorecer las relaciones entre todos nuestros alumnos.

Así, actividades como el deporte en equipo, el baile o el teatro no sólo fomentan el ejercicio, promoviendo la actividad cerebral y los niveles químicos necesarios sino que, por el entorno que generan, mejoran las habilidades sociales, la empatía, el control del tiempo, la paciencia… y previenen la disminución del número de células cerebrales.

No debemos olvidar pues, los profes, que el cerebro cambia todos los días y así lo hace el de los estudiantes cuando van al colegio, de tal manera que se recolocan algunos elementos y se renuevan las conexiones, tanto más cuanto más trabajemos en el desarrollo de las distintas habilidades y no tanto de los conceptos.

¿No te parece que este enfoque, “con el cerebro en mente”, también se posiciona a favor de una enseñanza basada en competencias? Y puesto que se trata de un órgano complejo, es evidente que requiere actividades completas que los profesores debemos hacer en equipo ¿así se trabaja en tu colegio? ¿estás de acuerdo con las sugerencias presentadas?

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